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viernes, 30 de diciembre de 2016

201666

Dentro de muy poco, la Tierra completará otra vuelta en torno a su estrella*, esquivando asteroides, depredadores espaciales y la inexorable autodestrucción de la Humanidad.
Me parece un buen motivo para escribir una entrada.

*o eso nos creemos nosotros

Oficialmente, el 2016 será recordado como el año criminal. El año en que la Historia engulló a un gran número de leyendas del arte, para que nuestra palabra hacia ellas empezase a ser «nostalgia», además de «admiración»; en que tantas películas cumplieron su vaticinio y un supervillano dominó el planeta; en que la comunidad twittera hispanohablante se sumió en un impulso suicida colectivo precioso.
En mi mente, el número 2016 está envuelto en el aroma de un viejo y buen amigo que te ha hecho alguna perrería casi perdonada.
Afecto irónico, «Habrá que quererle».
Una historia digna de ser contada.

Cada uno conoce la suya, y muchos la estarán releyendo últimamente, presos del embrujo de los cumpleaños,
en que se materializa ante ellos la libreta de propósitos futuros y pasados.
Cada página lleva grapada una ventana a quién era su autor, y... ¿cómo puede cambiar tanto? ¿Y cómo puede ser siempre la misma?

Lorde decía en Buzzcut Season que «Somos las cosas que hacemos por diversión».
Ese tema sobre el que, a partir de cierto día, nos encanta leer. Imagen recurrente, pensamientos mientras vamos en bus. La serie que no paramos de referenciar, la calle que siempre tomamos para volver a casa.
¿Y no es curioso cómo están continuamente girando, como la Tierra en torno al Sol, acariciando las paredes del cráneo, tan lento que no oímos su reciclaje?
Hace un año, ¿de qué color era tu mente cuando la dejabas en blanco?
¿Cuándo empezó a gustarte el chocolate negro?
¿Cuándo dejaste de desesperarte por un mensaje suyo?
Y tantas órbitas, para acabar siempre en el principio.
Para que sigan fascinándote el mar y las 4:28 AM, para que sigáis siendo igual de amigos, para «Hello, darkness, my old friend».

Quizá en eso, el 2016 no ha sido tan original.
Quizá, ahí, todos los 2016 que se han vivido, sean el mismo.
En que cualquier cosa que sean, mañana solo será una postal.
Y seguirán siendo tú.

lunes, 5 de diciembre de 2016

Sí. Al menos por ahora.

¿Qué hago con todos estos sentimientos? ¿Y con todo el sentimiento que hay en el mundo?
Si no soy capaz de modelar una nube en palabras, ¿a dónde lleva?
¿Escribo sobre que no sé escribirla?

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Treasure maps, fallen trees.

Oh, can it be, the voices calling me, they get lost and out of time.

Y no llega.

Como este regusto a estar perpetuamente esperando a que llegue el bus.

domingo, 6 de noviembre de 2016

No sé si hay lugares felices iluminados por fluorescentes blancos.

Sé que suelen considerarse lugares tristes, y sin duda son más angustiosos que felices. Pero, más que ninguna otra cosa, los hospitales me parecen lugares vivos. A pesar de la muerte que se respire en ellos, son lugares donde se vive; donde se atraviesan los tramos más intensos del recorrido.
Te sientas en una sala de espera. A dos sillas de ti, una mujer con la vista perdida. Su mirada no evoca ningún sentimiento, positivo o negativo. Es una mujer corriente, como podrías encontrarla sentada en el metro. Y, sin embargo, sabes que está viviendo cosas importantes. Sabes que este es un punto que marcará su carácter. Quizá es un punto triste, pero quizá es un punto de esperanza, quizá van a darle una noticia maravillosa, quizá este es el instante en que hace el mayor acopio de valentía de toda su vida.
¿No es mágico?

Resultado de imagen de luz fluorescente

miércoles, 31 de agosto de 2016

Bibliomanía

«Escribía para escapar del tiempo», dijo. Y me gustó, pero no me convenció del todo.
Quizá ambos queríamos decir lo mismo, pero aquellas no eran las palabras exactas.

¿Por qué escribía?
Por el mismo motivo por el que otros dibujan.
Por el que un niño con vocación de director de cine va a todas partes con una cámara encendida.
Por el que muchos desbordan sus móviles de fotografías que saben que no van a volver a mirar.
Y algunos se niegan a tirar la entrada de la película que fueron a ver hace siete años con no sé quién.
Por el mismo motivo por el que los emperadores se hacían esculpir estatuas y los primeros seres humanos ya grabaron sus huellas en la roca:
para convencer a los minutos de que se tomen un descanso.
Para entretenerlos el tiempo que lleva robarles la sombra y quedárnosla para siempre. Para sentir la ilusión de haberlos domesticado. Para, así, poder conservar la calma al verlos marchar.

No escribía para escapar del tiempo.
Era para hacerlo suyo.


jueves, 18 de agosto de 2016

Suyo

[...] Quería hacer el mundo suyo. Pero no en un sentido jurídico, ni en el sentido que uno espera viniendo de una estratega militar. Quería hacerlo suyo de verdad: recorrer todos los caminos, pernoctar en todas las mentes. Beber un poco de todos y todo de algunos.

sábado, 2 de julio de 2016

~

Y cuando ha caído la noche, te cuesta horrores recordar que hace muy poco era de día. Aquí mismo, en este mismo lugar, ante ti. No fue en una vida pasada. Tan solo han transcurrido unas horas. O unos años. Y sin embargo, cuando estás resignado, creyendo otra vez en la eternidad... el día vuelve.

martes, 26 de abril de 2016

Pause

Como algunos habréis advertido (me haría ilusión, al menos), llevo varias semanas de retraso *CHAN CHAN* con respecto a mi calendario de publicación de entradas en este blog *ah*.
He tenido esto presente en todo momento, y muchas veces he intentado remediarlo; pero siempre he acabado resignándome a dejarlo de lado, en favor de otros aspectos de mi vida.


A pesar de esto, tengo un montón de posts en mente que intentaré ir publicando en cuanto encuentre momento, y confío (inocente de mí) en que la situación se afloje un poco de aquí en adelante.
Bueno, aunque no lo haga, yo voy a pelear más por hacerle un hueco en mi tiempo a Parasomnias. Y os anticipo que, cuando vuelva, lo haré con entradas que me parecen de lo más interesantes.
Hasta dentro de poco ;)

domingo, 20 de marzo de 2016

Donde habite el olvido.

¿A dónde van los acordes que nacen y mueren en tu cabeza, sin tiempo a apuntarlos?

¿Las frases lapidarias que se te ocurren una semana después de la pelea?
¿Los folios llenos de ideas que se traspapelan?
¿Las promesas que quedan obsoletas?

¿Y las canciones que ya no te sobrecogen?

¿Los temas de conversación recurrentes que van perdiendo importancia?
¿Las bromas privadas que mantenías con gente con la que ya no hablas?
¿Las confesiones que vas a hacer hasta que te acobardas?

¿Y los planes que postergas para siempre?

¿Las entradas secretas cuya posición olvidas?
¿Los actos con los que ya no te identificas?


Deben de estar todos juntos, en la misma región del hiperespacio a la que va tu mente cuando mueres.
A la que van las máquinas de escribir, los juegos que te divertían de niño y todas las cosas buenas y desfasadas.

Sería bonito pensar que esperan para emerger, un buen día, al mundo de los hechos que vienen a cuento.
A veces pasa: cuando, de tanto deambular, acabas encontrando que la solución estaba al principio del planteamiento.

Pero lo más probable es que no vuelvas a verlos hasta que tú mismo ya no tengas mucho sentido.


martes, 8 de marzo de 2016

Oh, sí. Mañana me voy a odiar fuerte.

Es extrañamente hermoso perderle el respeto a los horarios del sueño.

De pronto te encuentras siendo dueño de la eternidad. Como un manto negro, vacío, todo tuyo y de nadie más.
Toda se extiende ante ti, para que juegues con ella; para que la llenes con todo aquello que se ahoga en los ruidos del día.
Y resulta que las barreras solo existen en la medida en que te importe tolerarlas.

Supongo que, en mi caso, lo que brilla también es la libertad de dejar de engañarse a uno mismo.
Disfrutas mil veces más de la vigilia una vez admites lo que ya sabías: que vas a enredarte en ella. Es en ese momento cuando te atreves a sacarle partido, a aprovecharla para lo que es: no para contar frenéticamente las horas que serías capaz de dormir si hicieses lo propio y te acostases de una vez. Sino para escuchar música, deambular y pensar, picar algo de la nevera; estar acompañado, si tal; para deleitarte con la visión de esa criatura extraña que es la ciudad cuando está dormida.
¿Es tiempo realmente perdido si, en vez de obsesionarte con perderlo, te resignas a disfrutar de él?

Supongo, también, que lo que brilla de todo esto es que se puede aplicar a muchos más aspectos que el sueño.

Y supongo que otra opción sería hacerme caso cuando me propongo dormir.


BSO del insomnio patrocinada por @JorahElAndalo

martes, 23 de febrero de 2016

Sí, esa va a ser la solución


“Voy a blindar mi mente por completo a cualquier idea que chirríe un poco con las que ya tengo alojadas, no vaya a ser que me laven el cerebro”




lunes, 15 de febrero de 2016

· . ˚ * · ✦ ˚✧. · ✷ ˚ · * ✵


¡Esta vez solo he llorado un poco! ^^

¡Buenos días!
Para inaugurar el apartado de reseñas de este blog, voy a hablaros de una serie que he visto por segunda vez hace muy poco.
Es una de las que más me han impactado recientemente, y hoy por hoy me encuentro en esa fase de post-fangirleo. Esa temporada que sigue al visionado de una serie/película, en que lo único que te apetece en el mundo es buscar TODA la información existente sobre cada miembro del elenco, sobre el director, cada recopilación de referencias y significados ocultos de la trama, cada tema de la banda sonora, cada póster, trailer, still, gif, blog de tumblr, y merchandising habido y por haber en la historia de la Humanidad. ¿Esa fase en la que solo eres capaz de hablar del tema y la gente a tu alrededor te mira como al obsesivo que eres? Esa fase.
Ahora, imaginaos cómo me miran cuando menciono que se trata de una serie de animación.
Ya sabéis, de dibujitos, para niños. (""""""""para niños""""""").

Estoy hablando de Over the Garden Wall (traducida en España y Latinoamérica como "Más allá del jardín" porque "Más allá del muro del jardín" era pasarse una poca con el número de sílabas).


Se trata de una miniserie del creador Patrick McHale, producida y transmitida durante noviembre del 2014 por la cadena infantil Cartoon Network (los que acompañaron las infancias de muchos de nosotros con series como "El Laboratorio de Dexter", "Las Supernenas" o "Vaca y Pollo").
Over the Garden Wall, sin embargo, se distancia de las creaciones de dibujos animados convencionales, y entra dentro de este nuevo género en ebullición inaugurado por "Hora de Aventuras" en 2010 (también de Cartoon Network, que está demostrando apostar por ideas muy innovadoras): ese tipo de series de animación al que titularé "¿¡ESTO ES PARA NIÑOS!?". Bien por su sentido del humor absurdo, por sus cuidadas tramas plagadas de easter eggs y fusiles de Chekhov, por el desarrollo de sus personajes, o por sus situaciones y ambientaciones oscuras y siniestras (o por todas las anteriores).
En esta categoría también incluiríamos a Steven Universe y a mi personal favoritísima, Gravity Falls, de la que os hablaré después del estreno de su último capítulo, dentro de hOY.

Pero centrémonos en Over the Garden Wall.
Esta miniserie, de diez capítulos por diez minutos cada uno, comienza con una premisa sencilla, que todos conocemos de los cuentos de hadas: dos hermanos (Wirt y Greg), perdidos en un vasto y sombrío bosque, tratan de encontrar el camino de vuelta a casa.
Desconocen que esta región alberga multitud de habitantes extraños, con los que irán interactuando; un arisco leñador, un pájaro azulejo con muy mala leche, y diferentes categorías de seres absurdos y, en algunos casos, espeluznantes.
Qué mal rollo, señora
La serie abre con una introducción que define puramente su espíritu:
Una rana toca el piano en medio de la oscuridad, mientras canta un melancólico tema sobre el paso del tiempo, la incertidumbre hacia el futuro y los sueños perdidos.
Mientras tanto, se suceden imágenes aleatorias de niños en el bosque, circos decimonónicos, animales con comportamientos extraños y ancianas tejedoras. Estos retales tan ajenos y concretos, de alguna forma te sugieren que no son casuales: hay historia tras ellos.
Mientras, la voz en off habla de un lugar recóndito y misterioso, más allá del saber de la mayoría, llamado Lo Desconocido, "donde los relatos que cayeron en el olvido hace mucho tiempo son revelados a aquellos que viajan por el bosque".

La historia comienza in media res (por la mitad, sin explicarte qué ha llevado a eso): los dos hermanos aparecen ante ti, paseando y hablando con naturalidad de temas que no te han sido presentados, y pronto los sucesos absurdos les salen al paso sin sentido aparente.
Aunque este resulta ser uno de los principales atractivos de la obra, en un principio puede provocar que cueste un poco desarrollar sentimientos hacia lo que está sucediendo, más allá de la extrañeza.
Sin embargo, hay detalles que te invitan a continuar:
El primero de todos es esa estética de siglo XIX, vintage y nostálgica, pero extrañamente graciosa y actual.
Esto habla mucho de la esencia de la serie, que rápidamente se descubre como una hábil combinación entre el sentido del humor de la nueva animación que he mencionado al principio del post, con el alma de los cuentos infantiles, tiernos y oscuros.
Destacan mucho los paisajes líricos, los juegos de luces y sombras.
A mí esta estética me quiere recordar un poco a Studio Ghibli, no sé.
También engancha la simplicidad e inocencia con la que, como quien no quiere la cosa, definen a los personajes.
Solo con ver a los hermanos dando un paseo, a los dos minutos ya conoces sus personalidades.
Wirt: -¿Has oído eso?
Greg: -¡Sí!
W: -¿Crees que es un desequilibrado con un hacha, aguardando en la oscuridad a sus próximas víctimas?
G: -*echa a correr hacia el desconocido*
W: -¡Greg! ¡Greg! ¡Greg, vas a meternos otra vez en un lío!
G: -Deberíamos pedirle ayuda.
W: -¡No, no deberíamos pedirle ayuda! ¡Shhh! *observa cómo el desconocido se marcha* ¿Crees... que deberíamos haberle pedido ayuda?
Por no hablar del personaje de Beatrice, el pájaro azulejo con mala leche, que tiene perlitas de borderío constantes.

Así que, sin estar muy seguro de por qué, sigues adelante con esta obra cuyo único calificativo posible, por ahora, es "rara".
Sin embargo, sus capítulos cortos y ágiles la hacen muy simple de ver, y rápidamente adviertes que cada uno de ellos aporta un grano de arena a una historia subyaciente, escondida tras cada subtrama puntual. No puedes prescindir de uno solo, o perderás el hilo de este cuento que se va definiendo trazo por trazo.
Te encuentras con praderas otoñales y aldeas de aire tirolés, noches invernales bajo el timburtoniano entramado de ramas, mansiones rococó y cabañas abandonadas, unas cuantas calaveras, posesiones de espíritus malignos, muchos monstruos, y bastantes niños muertos.
"""""""""""para niños"""""""""""
Eso sí: todo esto narrado de tal forma, que al verlo nos traumatizamos más los no-niños que los niños.
Es un rasgo común de varias de las animaciones que componen el género ¿¡ESTO ES PARA NIÑOS!?: que la respuesta a esta pregunta es sí y no.
Un niño puede verlo alegremente y se lo pasará de cine. En el caso de Over the Garden Wall, quizá le dé un poco de mal rollo puntual, pero nada que no pueda pasarse por alto.
Sin embargo, el propio motivo por el que puede verlo y no traumatizarse es que no puede comprenderlo en toda su magnitud. Se le escapan las metáforas y las referencias a la muerte y la soledad.
Así que no es para niños, por sus significados lóbregos; pero tampoco es para adultos, porque trata temas y personajes muy fantasiosos.
Su público ideal son esas personas que constituyen una combinación de ambos.

Así que, a través de algún que otro giro argumental sorprendente, y diversas pistas que te van dejando como un sendero de caramelos (versión de Greg de las migas de pan), acabas adentrándote en lo más profundo de Lo Desconocido. Descubres los trasfondos de los personajes protagonistas y no tan protagonistas, y cómo todos se entrelazan en el tronco central de la historia.
Finalmente, para cuando ya estás completamente enganchado, alcanzas los capítulos finales: la desembocadura a la que llevan apuntando todas las señales a lo largo del camino.
Todas las pequeñas debilidades y tensiones, los peligros que acechaban desde el extrarradio de nuestro campo visual...
Todo explota, y la cosa se pone muy intensa.
Estos son los capítulos más emocionales con diferencia, donde conocemos más a fondo al bueno de Wirt y sus luchas consigo mismo.
No spoilearé nada, pero cabe decir que durante estos tres actos los sucesos van subiendo de poder hasta llegar a un cenit, donde ambos hermanos se encuentran con lo máximo que pueden soportar, y definitivamente se enfrentan a ello.
He de admitir que, aunque no tengo muy claro por qué, lloré como un muffin con este desenlace.
Pero llorar nivel "tener que parar el vídeo para secarme las lágrimas porque ya no veía nada".
(Esta segunda vez que lo he visto solo he llorado un poquito)
Será la banda sonora, será que tocó mi patata de hermana, será que Greg es lo más putamente entrañable de este mundo...
Beautiful cinnamon roll too good for this world, too pure
...pero he hecho encuesta por ahí y no soy la única. Algo tiene ese final, algo tiene.

Personalmente, mis capítulos favoritos se concentran en torno a esta última parte tan impactante.
Sin embargo, los que llevan hasta ellos no se perciben como una espera frustrante, ni mucho menos.
Son un proceso muy entretenido, en que vas deslizándote inconscientemente hacia el meollo. Todo son sucesos tiernos, divertidos y extraños, y de repente ¡hala!
Y muchos de estos sucesos merecen la pena tanto como el propio final (Como demuestra mi capítulo favoritísimo, "El sonido de la campana", y otros muy bonitos como "Amor loco" o "Nana en el país de las ranas").


Aquí no acaban los aspectos elogiables de la obra, que está muy cuidada en todas sus dimensiones:
Destaca mucho la sorprendente calidad de su banda sonora, elaborada por artistas en toda regla (cantantes de ópera, y todo). A lo largo de la miniserie, y especialmente de los momentos intensos, es uno de los mayores puntos.
Por esto, tengo que pediros POR FAVOR: ved la serie en versión original.
Este no es uno de esos casos de "está horriblemente doblada", no, no. Los diálogos y voces están muy bien adaptados, prácticamente igual que los originales. El problema es que las canciones están traducidas muy a la ligera, como si se tratase de temas de broma. Y no lo son. Para nada. Pierden mucho en la interpretación española, y prometo que merece la pena ver la serie subtitulada por ellos.
Otro motivo para escuchar las voces originales, es el elenco: Elijah Wood (Frodo Bolsón en "El señor de los anillos") como Wirt; Melanie Lynskey (Rose, la acosadora de Charlie Harper en "Dos hombres y medio") como Beatrice, el azulejo con mala leche; Christopher Lloyd (Doc en "Regreso al futuro") como el leñador; Samuel Ramey (afamado cantante de ópera) como la bestia, el gran antagonista...


Por último, merece pena mencionar que Lo Desconocido está claramente inspirado en el Infierno de Dante Alighieri, y que la serie contiene constantes paralelismos con la Divina Comedia, en lo referido a personajes y escenarios.
De hecho, a partir del primer capítulo que ejerce de presentación, cada uno de los restantes simboliza uno de los nueve pecados.
(Si os interesa el tema, hay multitud de vídeos de youtube dedicados a ello)
Para no entrar en demasiados detalles, citaré uno de los más importantes: si de algo trata esta serie, es de la pérdida o supervivencia de la esperanza.
Al inicio de la historia, el leñador advierte a los niños de lo fácil que es perderla al adentrarse en Lo Desconocido. Al igual que el cartelito a la entrada del Infierno que Dante describió: "Abandone toda esperanza quien entre aquí".

Además de esto, existen constantes referencias infernales o mortuorias, que dejan bien claro que el siniestro bosque es un lugar espiritual, más allá de la dimensión del tiempo y el contacto con la realidad.
Para mí, este es uno de los rasgos más tremendamente atractivos de la serie, además de todos los que he ido mencionando.

En definitiva, se trata de una obra increíblemente pulida y elaborada, donde cada detalle está cuidado minuciosamente y tiene una segunda interpretación. Y consigue que todo esto parezca súper simple.

Definitivamente, vedla. Y si la habéis visto, revedla. Seguro que se ha escapado algún detalle.

viernes, 29 de enero de 2016

· . ˚ * · ✦ ˚✧.✵ · ✷ ˚ · * ✹


"I'ts pretty scary"

¿Cómo dormir?
Si la vida, con todas sus posibilidades, se extiende ante mí.
Si veo las constelaciones, las nebulosas y las supernovas.
¿Cómo calmarme?
Si mil brazos de galaxias ascienden en recorridos sinuosos, se retuercen unos con otros, desde mi posición hasta otras que se pierden en la tridimensionalidad.
Por una vez, apenas me ciegan las estrellas.
Ni siquiera me abruman los agujeros negros.
Porque, por primera vez, mi campo visual los abarca a todos.
Por eso ya no me siento asfixiar por la densa y pesada negrura, o deslumbrar por la vívida luminosidad, de los astros más cercanos.
Porque los veo a todos. Lo que hay más allá de las erupciones solares, y lo que habrá antes de que lleguen.
Y ya no soy ingenua. Acepto que, tras este telón que ahora alcanza mi percepción, se extiende mucho más que ni siquiera pretendo imaginar.
Porque, por primera vez, siento el control del que ha recorrido suficiente galaxia para saber que nunca ostentará control ninguno. No sobre lo que se encuentre. Quizá sí sobre cómo recibirlo.
Lo que no abarcan mis ojos, es la ruta a seguir. A través de los astros no encuentro más que una deriva de partículas, un vacío por el que dispersarme.
Dudo que exista ninguna ruta, en realidad.
Supongo que lo único que puedo hacer es dejarme llevar, como hace todo en este mar; reconocer, en las nuevas regiones que alcance, vestigios de las que dejé atrás.
Renuncio a tratar de anticiparlo.
Todo es Caos desde fuera.
La única forma de desgranarlo, es ir acercándome.

Ahora mismo solo quiero empezar.

{Ver en tumblr}