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martes, 23 de febrero de 2016

Sí, esa va a ser la solución


“Voy a blindar mi mente por completo a cualquier idea que chirríe un poco con las que ya tengo alojadas, no vaya a ser que me laven el cerebro”




lunes, 15 de febrero de 2016

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¡Esta vez solo he llorado un poco! ^^

¡Buenos días!
Para inaugurar el apartado de reseñas de este blog, voy a hablaros de una serie que he visto por segunda vez hace muy poco.
Es una de las que más me han impactado recientemente, y hoy por hoy me encuentro en esa fase de post-fangirleo. Esa temporada que sigue al visionado de una serie/película, en que lo único que te apetece en el mundo es buscar TODA la información existente sobre cada miembro del elenco, sobre el director, cada recopilación de referencias y significados ocultos de la trama, cada tema de la banda sonora, cada póster, trailer, still, gif, blog de tumblr, y merchandising habido y por haber en la historia de la Humanidad. ¿Esa fase en la que solo eres capaz de hablar del tema y la gente a tu alrededor te mira como al obsesivo que eres? Esa fase.
Ahora, imaginaos cómo me miran cuando menciono que se trata de una serie de animación.
Ya sabéis, de dibujitos, para niños. (""""""""para niños""""""").

Estoy hablando de Over the Garden Wall (traducida en España y Latinoamérica como "Más allá del jardín" porque "Más allá del muro del jardín" era pasarse una poca con el número de sílabas).


Se trata de una miniserie del creador Patrick McHale, producida y transmitida durante noviembre del 2014 por la cadena infantil Cartoon Network (los que acompañaron las infancias de muchos de nosotros con series como "El Laboratorio de Dexter", "Las Supernenas" o "Vaca y Pollo").
Over the Garden Wall, sin embargo, se distancia de las creaciones de dibujos animados convencionales, y entra dentro de este nuevo género en ebullición inaugurado por "Hora de Aventuras" en 2010 (también de Cartoon Network, que está demostrando apostar por ideas muy innovadoras): ese tipo de series de animación al que titularé "¿¡ESTO ES PARA NIÑOS!?". Bien por su sentido del humor absurdo, por sus cuidadas tramas plagadas de easter eggs y fusiles de Chekhov, por el desarrollo de sus personajes, o por sus situaciones y ambientaciones oscuras y siniestras (o por todas las anteriores).
En esta categoría también incluiríamos a Steven Universe y a mi personal favoritísima, Gravity Falls, de la que os hablaré después del estreno de su último capítulo, dentro de hOY.

Pero centrémonos en Over the Garden Wall.
Esta miniserie, de diez capítulos por diez minutos cada uno, comienza con una premisa sencilla, que todos conocemos de los cuentos de hadas: dos hermanos (Wirt y Greg), perdidos en un vasto y sombrío bosque, tratan de encontrar el camino de vuelta a casa.
Desconocen que esta región alberga multitud de habitantes extraños, con los que irán interactuando; un arisco leñador, un pájaro azulejo con muy mala leche, y diferentes categorías de seres absurdos y, en algunos casos, espeluznantes.
Qué mal rollo, señora
La serie abre con una introducción que define puramente su espíritu:
Una rana toca el piano en medio de la oscuridad, mientras canta un melancólico tema sobre el paso del tiempo, la incertidumbre hacia el futuro y los sueños perdidos.
Mientras tanto, se suceden imágenes aleatorias de niños en el bosque, circos decimonónicos, animales con comportamientos extraños y ancianas tejedoras. Estos retales tan ajenos y concretos, de alguna forma te sugieren que no son casuales: hay historia tras ellos.
Mientras, la voz en off habla de un lugar recóndito y misterioso, más allá del saber de la mayoría, llamado Lo Desconocido, "donde los relatos que cayeron en el olvido hace mucho tiempo son revelados a aquellos que viajan por el bosque".

La historia comienza in media res (por la mitad, sin explicarte qué ha llevado a eso): los dos hermanos aparecen ante ti, paseando y hablando con naturalidad de temas que no te han sido presentados, y pronto los sucesos absurdos les salen al paso sin sentido aparente.
Aunque este resulta ser uno de los principales atractivos de la obra, en un principio puede provocar que cueste un poco desarrollar sentimientos hacia lo que está sucediendo, más allá de la extrañeza.
Sin embargo, hay detalles que te invitan a continuar:
El primero de todos es esa estética de siglo XIX, vintage y nostálgica, pero extrañamente graciosa y actual.
Esto habla mucho de la esencia de la serie, que rápidamente se descubre como una hábil combinación entre el sentido del humor de la nueva animación que he mencionado al principio del post, con el alma de los cuentos infantiles, tiernos y oscuros.
Destacan mucho los paisajes líricos, los juegos de luces y sombras.
A mí esta estética me quiere recordar un poco a Studio Ghibli, no sé.
También engancha la simplicidad e inocencia con la que, como quien no quiere la cosa, definen a los personajes.
Solo con ver a los hermanos dando un paseo, a los dos minutos ya conoces sus personalidades.
Wirt: -¿Has oído eso?
Greg: -¡Sí!
W: -¿Crees que es un desequilibrado con un hacha, aguardando en la oscuridad a sus próximas víctimas?
G: -*echa a correr hacia el desconocido*
W: -¡Greg! ¡Greg! ¡Greg, vas a meternos otra vez en un lío!
G: -Deberíamos pedirle ayuda.
W: -¡No, no deberíamos pedirle ayuda! ¡Shhh! *observa cómo el desconocido se marcha* ¿Crees... que deberíamos haberle pedido ayuda?
Por no hablar del personaje de Beatrice, el pájaro azulejo con mala leche, que tiene perlitas de borderío constantes.

Así que, sin estar muy seguro de por qué, sigues adelante con esta obra cuyo único calificativo posible, por ahora, es "rara".
Sin embargo, sus capítulos cortos y ágiles la hacen muy simple de ver, y rápidamente adviertes que cada uno de ellos aporta un grano de arena a una historia subyaciente, escondida tras cada subtrama puntual. No puedes prescindir de uno solo, o perderás el hilo de este cuento que se va definiendo trazo por trazo.
Te encuentras con praderas otoñales y aldeas de aire tirolés, noches invernales bajo el timburtoniano entramado de ramas, mansiones rococó y cabañas abandonadas, unas cuantas calaveras, posesiones de espíritus malignos, muchos monstruos, y bastantes niños muertos.
"""""""""""para niños"""""""""""
Eso sí: todo esto narrado de tal forma, que al verlo nos traumatizamos más los no-niños que los niños.
Es un rasgo común de varias de las animaciones que componen el género ¿¡ESTO ES PARA NIÑOS!?: que la respuesta a esta pregunta es sí y no.
Un niño puede verlo alegremente y se lo pasará de cine. En el caso de Over the Garden Wall, quizá le dé un poco de mal rollo puntual, pero nada que no pueda pasarse por alto.
Sin embargo, el propio motivo por el que puede verlo y no traumatizarse es que no puede comprenderlo en toda su magnitud. Se le escapan las metáforas y las referencias a la muerte y la soledad.
Así que no es para niños, por sus significados lóbregos; pero tampoco es para adultos, porque trata temas y personajes muy fantasiosos.
Su público ideal son esas personas que constituyen una combinación de ambos.

Así que, a través de algún que otro giro argumental sorprendente, y diversas pistas que te van dejando como un sendero de caramelos (versión de Greg de las migas de pan), acabas adentrándote en lo más profundo de Lo Desconocido. Descubres los trasfondos de los personajes protagonistas y no tan protagonistas, y cómo todos se entrelazan en el tronco central de la historia.
Finalmente, para cuando ya estás completamente enganchado, alcanzas los capítulos finales: la desembocadura a la que llevan apuntando todas las señales a lo largo del camino.
Todas las pequeñas debilidades y tensiones, los peligros que acechaban desde el extrarradio de nuestro campo visual...
Todo explota, y la cosa se pone muy intensa.
Estos son los capítulos más emocionales con diferencia, donde conocemos más a fondo al bueno de Wirt y sus luchas consigo mismo.
No spoilearé nada, pero cabe decir que durante estos tres actos los sucesos van subiendo de poder hasta llegar a un cenit, donde ambos hermanos se encuentran con lo máximo que pueden soportar, y definitivamente se enfrentan a ello.
He de admitir que, aunque no tengo muy claro por qué, lloré como un muffin con este desenlace.
Pero llorar nivel "tener que parar el vídeo para secarme las lágrimas porque ya no veía nada".
(Esta segunda vez que lo he visto solo he llorado un poquito)
Será la banda sonora, será que tocó mi patata de hermana, será que Greg es lo más putamente entrañable de este mundo...
Beautiful cinnamon roll too good for this world, too pure
...pero he hecho encuesta por ahí y no soy la única. Algo tiene ese final, algo tiene.

Personalmente, mis capítulos favoritos se concentran en torno a esta última parte tan impactante.
Sin embargo, los que llevan hasta ellos no se perciben como una espera frustrante, ni mucho menos.
Son un proceso muy entretenido, en que vas deslizándote inconscientemente hacia el meollo. Todo son sucesos tiernos, divertidos y extraños, y de repente ¡hala!
Y muchos de estos sucesos merecen la pena tanto como el propio final (Como demuestra mi capítulo favoritísimo, "El sonido de la campana", y otros muy bonitos como "Amor loco" o "Nana en el país de las ranas").


Aquí no acaban los aspectos elogiables de la obra, que está muy cuidada en todas sus dimensiones:
Destaca mucho la sorprendente calidad de su banda sonora, elaborada por artistas en toda regla (cantantes de ópera, y todo). A lo largo de la miniserie, y especialmente de los momentos intensos, es uno de los mayores puntos.
Por esto, tengo que pediros POR FAVOR: ved la serie en versión original.
Este no es uno de esos casos de "está horriblemente doblada", no, no. Los diálogos y voces están muy bien adaptados, prácticamente igual que los originales. El problema es que las canciones están traducidas muy a la ligera, como si se tratase de temas de broma. Y no lo son. Para nada. Pierden mucho en la interpretación española, y prometo que merece la pena ver la serie subtitulada por ellos.
Otro motivo para escuchar las voces originales, es el elenco: Elijah Wood (Frodo Bolsón en "El señor de los anillos") como Wirt; Melanie Lynskey (Rose, la acosadora de Charlie Harper en "Dos hombres y medio") como Beatrice, el azulejo con mala leche; Christopher Lloyd (Doc en "Regreso al futuro") como el leñador; Samuel Ramey (afamado cantante de ópera) como la bestia, el gran antagonista...


Por último, merece pena mencionar que Lo Desconocido está claramente inspirado en el Infierno de Dante Alighieri, y que la serie contiene constantes paralelismos con la Divina Comedia, en lo referido a personajes y escenarios.
De hecho, a partir del primer capítulo que ejerce de presentación, cada uno de los restantes simboliza uno de los nueve pecados.
(Si os interesa el tema, hay multitud de vídeos de youtube dedicados a ello)
Para no entrar en demasiados detalles, citaré uno de los más importantes: si de algo trata esta serie, es de la pérdida o supervivencia de la esperanza.
Al inicio de la historia, el leñador advierte a los niños de lo fácil que es perderla al adentrarse en Lo Desconocido. Al igual que el cartelito a la entrada del Infierno que Dante describió: "Abandone toda esperanza quien entre aquí".

Además de esto, existen constantes referencias infernales o mortuorias, que dejan bien claro que el siniestro bosque es un lugar espiritual, más allá de la dimensión del tiempo y el contacto con la realidad.
Para mí, este es uno de los rasgos más tremendamente atractivos de la serie, además de todos los que he ido mencionando.

En definitiva, se trata de una obra increíblemente pulida y elaborada, donde cada detalle está cuidado minuciosamente y tiene una segunda interpretación. Y consigue que todo esto parezca súper simple.

Definitivamente, vedla. Y si la habéis visto, revedla. Seguro que se ha escapado algún detalle.